Portavoz de la OMS en territorios palestinos, Rick Peppercorn, indicó en Ginebra que se necesitan al menos 7.000 millones de dólares para reconstruir el sistema de salud en Gaza.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la agresión israelí en la Franja de Gaza ha dejado 772 instalaciones médicas completamente destruidas o gravemente dañadas. Este desastre no solo afecta la atención sanitaria, sino que ha generado pérdidas económicas cercanas a los 1.300 millones de dólares, una cifra que evidencia la magnitud de la devastación en una región ya marcada por años de bloqueo y sufrimiento.

Los números ofrecidos subrayan la magnitud de la destrucción generada por años de ataques contra Palestina. Ante este desastre humanitario, la comunidad internacional continúa sin ofrecer respuestas contundentes.

El estimado que ofrece la OMS para la reconstrucción de Gaza, se refiere a la cobertura de costos de infraestructura y la creciente demanda de servicios esenciales. El sector de salud ha sido uno de los más afectados, con la pérdida de más de 1.700 profesionales médicos, lo que representa un daño económico cercano a los 2.700 millones de dólares.

Esta tragedia pone de manifiesto la devastadora consecuencia de la masacre llevada a cabo por Israel durante décadas, que no solo ha destruido vidas, sino que también ha arrastrado a la población a una crisis sanitaria y económica de proporciones extremas.

Tras intensas negociaciones, el gobierno israelí y Hamás acordaron el cese del fuego por 42 días. Esta tregua, que entró en vigor el 19 de enero, llega tras 470 días de intensa hostilidad y ataques de Israel, que han dejado un saldo trágico con más de 48.500 asesinatos en Gaza y alrededor de 1.200 víctimas en Israel, una disparidad que refleja la desproporcionada violencia dirigida contra la población palestina.

En cuanto a la tregua, para los palestinos sobrevivientes es un alivio temporal, pero no resuelve las causas profundas del conflicto ni la crisis humanitaria que sigue devastando a la población palestina. Mientras tanto, la comunidad internacional continúa sin asumir un papel activo para poner fin a la ocupación y garantizar los derechos humanos fundamentales del pueblo palestino, lo que deja la reconstrucción y la justicia social en manos de acuerdos frágiles y sin compromiso real.

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